¿Alguien se habrá parado a estudiar la historia de la fascinación?, me preguntaba este verano abriendo el puño del acelerador al salir de las curvas en el departamento de Vosgos, Francia. ¿Quién habrá inventado la aventura?, resonaba sordamente en el poco espacio disponible entre la piel de mi cara y las capas de plástico protector de mi casco. Aventura, aventura, aventura. ¿De dónde ha salido esta pasión por la aventura que acompaña al ser humano?.
Mi aventura particular este verano ha consistido en viajar largas distancias con la moto. Pero la aventura, más allá de conducir, ha significado “ver”, “escuchar”, “charlar”, …, comer con los ojos cada milímetro de nuevas sensaciones. Viajar en moto las sensibiliza y multiplica. Aunque no es intrínseco a la moto. ¿Qué se sentirá al cruzar el Atlántico en velero?, ¿Qué sentiría el primer ser humano que viajó al espacio?. Es inútil, toda consecución de palabras son intentos fallidos, espejos rotos que no logran ni emular el reflejo real de la experiencia. Por mucho que hablemos, de la aventura no se habla. La aventura se comunica al mirar a los ojos. El interlocutor la adivina en el brillo y en la intensidad de mirada. Por eso mismo, no voy a hablar en detalle de mi aventura veraniega. Sin embargo, si de los pensamientos paralelos, a modo de cuaderno de bitácora:
Hastings (Inglaterra). Hora del té en el salón de la casa de mi tía. Televisión encendida. Los ingleses son muy cuidadosos con su cultura, para criticarla a cuchillo, pero también para amarla a todo corazón. La BBC vuelve a presentarme el viaje de Shackelton, ese viaje que fue un fracaso de intenciones, pero un éxito de humanidad. Es interesante – me puntualiza mi tía – como en Inglaterra se festejan incluso los fracasos. El viaje de Shackelton, con sustanciosas diferencias al viaje de Scott, no deja de ser un caso de derrota o fiasco. Al menos en cuanto a los objetivos planteados en el inicio de la aventura. Mi sorpresa vino ante la posterior reacción de mi tía. Con la mano sujetando su taza, firme y convencida, soltó un: “Eso no es nada comparado con las aventuras de los españoles en América”. Esa frase me causó grave impresión. ¿Es cierto?, No conozco muchos españoles conquistadores, aparte de las cosas simples que nos cuentan en la escuela. Los hemanos Pinzones, Hernán Cortés, Pizarro, pero, ¿quién más?, y sobre todo, ¿qué más?. He llegado a Inglaterra para capturar preguntas, y me vuelvo cruzando un mar, y un océano de montañas suizas, para investigarlas.
Florencia (Italia). Sábado por la mañana. Biblioteca Nacional. Pegada al Arno, la Biblioteca Nacional me proporciona un cálido formato para pensar en mis cosas, fuera del trajineo del trabajo de entre semana. Re-descubro la historia y los viajes de Hernán Cortés. Su historia, me recuerda la conquista de Alejandro Magno. Su violencia, su fuerza, su desacato, no me impide ver su aventura, y, sobre todo, no me niega el sentirme afortunado de ser español y de compartir, bajo mi cultura, ese arrojo de conocer y progresar que motivan las aventuras y los grandes decubrimientos. No comparto, ni de cerca, esa sensación muy esparcida por España de ningunear a nuestros personajes, por muy sanguinarios que fuesen. Por favor, ¿alguien conoce a un emperador pacifista?, ¿alguien conoce a algún descubridor desprendido?, ¿por qué a Alejandro Magno lo podemos reconocer en su aspecto histórico, con todo lo que destruyó y mató, y las grandes aventuras de Hernán Cortés solo significan destrozo, humillación y aniquilación?. Sabemos que los que hoy en día hacen documentales y presentan a Cortés y demás descubridores españoles iluminados solo bajo las sombras, muchas veces vienen de Francia e Inglaterra, paises que esperaban a los barcos españoles que volvían de las Américas para atacarles y robarles los tesoros. Hernán Cortes, por muy bruto que fuese, quizá no lo fuera menos que, por ejemplo, el almirante Nelson, un icono de la cultura británica. Con sus luces y sus sombras, pero respetado en su esplendor histórico. En la época de Cortés, en el siglo XVI, en pleno renacimiento, España fue uno de los países que motivaron la aventura con más intensidad y mayor éxito. Y mi orgullo me lo llevo. Cierto es que Cristóbal Colon luchó con gran fuerza para convencer e los Reyes Católicos para emprender su viaje, hasta el punto de que al proyecto del Genovés no se le dio crédito hasta el último momento. Pero también es cierto que su propuesta era descarada, y enormemente ambiciosa, por lo que había que responderla con análisis y prudencia. Con todo, fuimos la única potencia que apostó por las ideas de Cristóbal Colón, que, aunque imprecisas e incorrectas, proponían grandes avances y descubrimientos. En ese momento nos arriesgábamos. ¿Qué nos pasa hoy en día?.
Sesto Fiorentino (Italia). Hora de la cena en mi casa. Después de una jornada de trabajo, he utilizado las últimas horas de la tarde para seguir informándome. He descubierto que los mapas que usó Colón los diseñó Paolo Toscanelli, matemático de Florencia. Américo Vespucio también era Florentino, ¿quizá Vespucio fuese el enlace entre ellos?. Empuje y valentía junto a ciencia y conocimiento. La ciencia de aquel entonces, la que permitía navegar, era una ciencia relativamente imprecisa. Usaba sextantes, astrolabios, y, sobretodo, mapas. Una ciencia incorrecta en su completitud, ya que los mapas de Toscanelli no describían correctamente la circunferencia terráquea. Pero, como muchas de las veces, una equivocación, o un error, puede desencadenar un gran descubrimiento. O mejor dicho: los grandes descubrimientos quizá necesiten algo más que únicamente exactitud y colosal corrección. Después de esta tarde de conceptos históricos, mi compañero de piso, Rajesh, indio, representante de ese «otro» que los descubridores querían conocer y saquear, me ha invitado a cenar. Le pido que, por favor, haga un uso moderado de esas especias que tanto buscaban los descubridores. Hace un justo y equilibrado uso, justo para llegar al límite de mi aguante picante. Me mimetizo con su cultura y nos ponemos a comer con los dedos, mientras me relata con los ojos encendidos, como si se hubiese salpicado su pupila con un poco de ese picante, la última charla invitada a nuestro centro de investigación. El Dr Luca Bindi, geólogo Fiorentino, ha venido a presentarnos las impresionantes aventuras asociadas al descubrimiento de los cuasicristales. Podríamos decir que los cuasicristales representan un nuevo estado de la materia. Son ordenaciones atómicas no periódicas pero que presentan cierta simetría. La investigación, primero, se formuló conceptualmente. Roger Penrose y secuaces ya propusieron modelos de estructuras matemáticas que podían presentar estas propiedades. Más tarde se pudieron sintetizar en el laboratorio, pero quedaba por despejar una duda muy importante: ¿podía la naturaleza crear estas estructuras por sí sola?. La respuesta a esta pregunta lleva una aventura asociada imposible de relatar con palabras, como toda buena aventura. Solo decir que se organizó una expedición a los rincones más remotos de la tundra Rusa. Que los lugares que visitaron solo pudieron acceder por medio de autobuses con ruedas de orugas. Y que las conclusiones que barajan es que, sí, que la naturaleza sí que puede generar estas estructuras que parece que aniquilan los principios del equilibrio termodinámico, pero que su origen debe ser extraterrestre. Al acabar la cena, al dirigirme a mi cuarto y cerrar la ventana, mirando al cielo negro, me maravillo de las aventuras que aún quedan por descubrir en ese océano oscuro, rodeado de pequeños gigantes faros tintineantes que nos siguen diciendo muchas cosas.
La aventura tiene la interesante cualidad de atravesar todas las fronteras. La ciencia, no deja ser una aventura que acompaña al pensamiento, el desarrollo tecnológico y el económico. La aventura que acompañó grandes descubrimientos históricos. ¿hoy en día la aventura no estará en manos de “otros”?, El caso de los cuasicristales responde con un NO rotundo a la anterior pregunta, pero, ¿no deberíamos acentuar esta faceta de la aventura en la ciencia?, ¿No es esta faceta ese necesario alimento para el brillo en nuestros ojos?, ¿No deberíamos intentar contagiarnos de ese cruce de fronteras asociado a la aventura?. ¿No es este uno de los graves problemas en la España actual, aunque no lo fuese en su pasado?.
Imagen: Mapa del mundo de Paolo Toscanelli.
13 comentarios
Paloma Vidal Matutano dice:
25 sep 2012
Hola Guille,
Tu post toca varios temas muy interesantes, pero voy a centrar mi comentario en uno (o lo voy a intentar!!!): la fiabilidad de las fuentes en la investigación, esa tarea tan necesaria y básica que consiste en recolectar todo tipo de información una vez hemos definido nuestra línea de investigación. Pero… todo tipo? Ahí es donde el investigador/a debe sacar su ingenio y discriminar qué información es «más fiable» que otra, con el objetivo de formarnos una idea lo más «objetiva» posible de los hechos, sin vernos contaminados de la subjetividad de las fuentes y sin que nuestras conclusiones se vean contaminadas de nuestra propia subjetividad. Uf, en la investigación histórica se me antoja difícil! No conozco a ningún profesor de la Facultad que nos haya impartido su materia «objetivamente». Algunos (y según qué materias…) se les habrá notado más o menos, pero qué fácil era el comentario entre los alumnos de «uf, este tira para allá… o para acá…». ¿Es posible alcanzar esa objetividad? En las ciencias exactas desconozco si resulta tan polémica esa objetividad. Lo que sí sé es, como dices en el texto, que para un correcto análisis de los datos (y, por tanto, una investigación más útil para todos) deberíamos despojarnos de esos prejuicios históricos, al margen de la interpretación que le ponga cada investigador. Yo visualizo, a voz de pronto, un ejemplo: Imaginemos que acabamos de llegar a una ciudad desconocida, donde no sabemos cómo funciona el sistema de transporte público. Lo que queremos es saber qué transporte nos resultaría más eficaz para ir a nuestro lugar de trabajo todos los días, por ejemplo. ¿Qué fuentes buscaríamos?: Podríamos pedir los horarios de los trenes, los autobuses o el metro (pero luego deberíamos contrastarlo con la realidad, no vaya a ser que esten muy «idealizados» y no se cumpla lo que figura en el folleto); preguntaríamos a la gente de la ciudad (¿qué gente: el que coge el metro todos los días para ir a trabajar, cansado de la ineficacia en muchas ocasiones de las líneas públicas?, ¿el que va en bici a todos los sitios de la ciudad, que nos venderá ese medio de transporte como el más barato y ecológico?); podríamos acercarnos a cada oficina central a intentar averiguar sobre esa eficacia/ineficacia y tendríamos la posibilidad de encontrarnos con un empleado contentísimo con su trabajo que nos hable de horarios nmarcados y frecuencias de paso o, por el contrario, con un empleado cansado de hacer huelgas y manifestaciones, lo que dará paso a darnos una imagen menos optimista de ese medio de transporte. La lista podría ser un largo etc… Al final, supongo que lo más razonable, sería aunar todas esas «fuentes» y decidir cuál se ellas está menos influenciada por la experiencia personal de cada uno. Y, desde luego, formarnos nuestra propia experiencia, es decir, probar (varios días, eso sí, repitiendo la experiencia) a ir en metro, en autobúa, en tranvía, en bici, etc. ¿podríamos separar el resultado final de nuestra propia experiencia?, ¿podríamos ofrecer una imagen «objetiva» sobre los medios de transporte de la ciudad?
Guillermo Muñoz Matutano dice:
25 sep 2012
Paloma, interesante el comentario. No adivino exactamente tu motivación para hablar de las fuentes, siguiendo el post. ¿No te gustan las referencias de la wikipedia?, ¿o hablar de cosas tan mezcladas te genera ciertas dudas?. Creo que tienes razón en el tema sobre las fuentes. Desde mi punto de vista y personalmente, esa objetividad es que simplemente no existe. Tu ejemplo de los autobuses me parece perfecto.
Sin embargo, creo que los ámbitos sí que generan diferencias en las formas. No es lo mismo referenciar en un blog, que, por ejemplo, en un artículo científico. O tampoco es lo mismo referenciar algo en una conversación de café, que en una mesa redonda. No lo es, por que tampoco comparten objetivos. Parecería raro, por ejemplo, si un amigo, en el desayuno leyendo el periódico, al charlar sobre política internacional, viniese con una carpeta repleta de artículos en revistas especializadas. Por ejemplo.
Te digo una cosa, tal cual están las cosas uno podría pensar que quizá no estaría tan mal que recurriésemos a fuentes concienzudas y muy pensadas. Por aquello del fomento de la educación. Sin embargo, a lo largo de la historia, esas opiniones concienzudas muchas veces han justificado o apoyado hechos antagónicos. Por ponernos en un tema delicado. La visión histórica de la sublevación franquista se ve, desde distintos ámbitos académicos, como muy diferenciada. Mi opinión es que la ideología construye fuentes. Cuando buscamos fuentes todos empezamos buscando algo que ya teníamos dentro, aunque es verdad que si el que investiga es coherente siempre nos desviaremos en ese camino de investigar hacia direcciones que no conocíamos en un principio. Por eso quizá es muy interesante el fomento del espíritu crítico, más allá del rigor académico. Ojo, el rigor es un placer enorme. Cuando descubres esso trabajos de gente que ha dedicado mucho esfuerzo a intentar entender honestamente, o lo mas honestamente posible, determinación hechos, solo se me ocurre levantar el sombrero y aplaudir. Pero el rigor, solo, quizá se queda cojo.
Por otra parte, otro de los problemas de esa supuesta objetividad viene precisamente del lector. En España estamos muy acostumbrados a leer las cosas como si fuesen verdades, y simplemente tragarlas. Pero no es así, las cosas, prácticamente todas, son opinables, o al menos matizables, y es responsabilidad del lector el entenderlas, masticarlas, y construirse una línea argumental para decidir si le convence o si no le convence. Leer, estudiar, entender, como bien me dijo un amigo, es un acto sumamente activo, en el que el lector debe añadir su propia experiencia, su propio imaginario y su plena creatividad.
Para acabar. Las fuentes pueden servir, a parte de para justificar datos, para completarlos. Por ejemplo. Si realizas un estudio y dentro de él quieres tratar un subtema, pero que antes ya hay otro estudio que lo ha desarrollado, quizá sea interesante referenciarlo. Eso ayuda a muchas cosas, por ejemplo a la narración, porque puedes nombrar tu conclusión y apoyarte en un trabajo sin necesidad de cortar la narración describiendo aspectos demasiado técnicos.
El mundo de las referencias es muy interesante, aunque he de reconocer que me has sorprendido hablando de ese tema al leer el post. Sorpresa grata.
Paloma Vidal Matutano dice:
25 sep 2012
El tema de las fuentes no es por los links del post, que me parecen buenos, ni por hablar de muchas cosas en un post, que me parece igualmente interesante. Igual he entrado de cabeza en el comentario sin poner en situación las ideas que llevaba en la cabeza, que me suele pasar a menudo cuando escribo… Lo de las fuentes era el aspecto secundario, más bien me refería a la objetividad a la hora de procesar un hecho histórico, acercarse a él en sí mismo y, lo que viene después, interpretarlo. Y eso venía al párrafo en el que haces referencia sobre la imagen que los españoles (o algunos) tenemos a la hora de reconstruir determinados procesos históricos, donde en otros países (como tú dices, Inglaterra) se ha creado un imaginario colectivo mucho más «unificado» en ese sentido o positivo. Me refería a la imposibilidad, bajo mi punto de vista, de analizar un elemento del pasado despojándome de los prejuicios, mi ideología o el marco teórico en el que me encuentre como investigadora. El hecho histórico es un hecho en sí, pero el historiador (o no historiador) que analiza la conquista de América y las consecuencias (positivas y negativas) que tuvo para los dos continentes, no es un hombre/mujer del siglo XV, y tendrá su marco ideológico (por mucho que se presente como el más aséptico y objetivo de todos) desde el cual analizará y reconstruirá… Se le puede llamar prejuicios o se le puede llamar, simplemente, reconstrucción histórica. Una de las tantas que hay…Es la eterna intromisión del presente en el pasado. No sé si esta vez me expliqué, jeje.
Guillermo Muñoz Matutano dice:
25 sep 2012
Estoy muy de acuerdo con lo que planteas. Da un halo de mucha más complejidad. Me acuerdo que en las clases de filosofía nuestro profesor nos preguntaba mucho. Una de las preguntas que se me quedaron marcadas fue precisamente cómo nos imaginábamos el tiempo, el paso del tiempo. El pasado atrás, el presente aquí y el futuro allá, por ejemplo, que es la idea más clásica. Pero muchas veces en el pasado está el presente, como planteas. O sea, no hacemos nada más que construir pasado. Y entonces ¿el futuro?, muchas de las veces, también, lo que nos imaginamos del futuro no son nada más que proyecciones de nuestro pasado. Si el mismo concepto de tiempo queda emborronado en una mezcla de charcos superpuestos, imagínate lo que debe pasar con la historia.
Sin embargo, existen ciertos marcos de referencia que nos pueden ayudar a situar o contextualizar los hechos históricos. En referencia a lo que dices sobre la percepción del español de su propia historia, uno de los links que he añadido habla precisamente sobre la «leyenda negra», que creo que es uno de esos marcos de referencia. Hay opiniones para todos los gustos, hasta la misma opinión que dice que la leyenda negra no existe. El enlace, bajo mi opinión de no experto, creo que aporta mucha información. Podemos llegar hasta esa curiosa frase de Unamuno de “que inventen ellos”. El paso del tiempo y la percepción histórica es algo que me fascina a mi también. ¿no te parece increíble que en el imaginario colectivo resumamos la experiencia árabe en la península con frases como “y los moros estuvieron 8 siglos en España”, pero luego situemos la España del siglo XVI como muy lejanaa nuestro presente?.
Una de las cosas que siento al acercarme al mundo de la historia para satisfacer la curiosidad es que el tiempo se me acorta. Empiezo a situar hechos en cada siglo, empiezo a situar personajes y poco a poco entiendo que puedo trazar una línea cronológica, que me une directamente, e incluso me explica cosas del presente. Quizá la historia, más que ayudar a entender el pasado, nos ayuda a entender el presente.
Esa misma sensación me ha pasado en el terreno del espacio al conducir en moto por europa. Las distancias las situas en el plano espacial que conoces. Normalmente, un mapa. Pero, al recorrer esas distancias, de repente surge una trazada continua de carreteras, ciudades, pueblos y paisajes que todos unidos generan ese enlace espacial entre países. Es algo así como reconocer el sentido de escala. Con los viajes, quizá como hizo colón al descubrir un nuevo continente, de forma espacial. Con la historia, de forma temporal.
Eva Alloza dice:
30 sep 2012
Voy a ser un poco más banal y me voy a fijar en esos ojos. A través de ese curry que impregna su piel y la esclerótica podemos viajar. Yo también lo hice a través de la gastronomía de mis amigos indios, fue así que poco a poco descubrí muchas cosas de su cultura y su manera de pensar.
Otra cosa me llama la atención de tu escrito, necesito saber más sobre cuasicristales y sobre esto de que vienen de fuera… de muy afuera… No entiendo lo de que son estructuras que sí genera la naturaleza pero que su origen es extraterrestre.
El otro día me llegaba un mail para firmar una petición para que no se investigase en animales modificados genéticamente. Uno de los argumentos es que raras veces esas investigaciones llegaban a buen puerto. Mmmm… ¡si supiéramos la respuesta no investigaríamos! Y así nos van las cosas, que estamos en una sociedad en la que el error está mal visto y no se toma como parte del proceso, de la aventura, del descubrimiento y el saber. Error no significa fracasar sino delimitar y cercar más el éxito y la respuesta.
Guillermo Muñoz Matutano dice:
30 sep 2012
Eva,
En el texto he dejado una referencia a la wikipedia, a un artículo y a la charla específica del LENS para lo de los cuasicristales. No te voy a explicar mejor que eso. De todas formas, la naturaleza, para un físico, seria como decir el mundo, el universo. O sea, algo no hecho por el ser humano. El sol es naturaleza. Quizá he elegido mal la palabra, ¿sería mejor decir «natural»?. En principio creo que proponian que su origen era extraterrestre por las condiciones de elevada presión y temperatura, junto a un rápido enfriamiento, que se necesitan para generar esas estructuras. Parece que el «sistema» que mejor las cumple es el choque de un meteorito. Además, en la zona donde las encontraron se han reportado choques de meteoritos.
De todas formas, aparte del descubrimiento, que es increible, otra de las cosas que me parecen increibles es que se pueda organizar este tipo de expeciciones desde un campo, en principio, tan alejado para hacer expediciones. Mi sueño sería ir en una de esas expediciones a la Antártida, en barco. Pero siendo espectroscopista es difícil. Incluso los físicos de partículas tienen su rincon en la Antartida (estoy de los físicos de partículas hasta los cojones). Los fisicos del estado sólido parece que lo tenemos algo más complicado. Pero al ver este tipo de expedición para descubrir los cuasicristales en la naturaleza, que es un campo algo cercano, joder, se me pusieron los pelos de punta !!. No se por qué me imaginé a la expedición como a esos soldados del ejército ruso en Dersu Uzala !!. Desde luego, ahi hay material para novela, o para peli. Qué se animen los directores !!.
Otra cosa. Eso que dices de los fallos y errores, no puedo estar más deacuerdo. En Florencia, con mi amigo Tomek, Polaco, y Hao, chino, muchas noches, de camino a una yogurtería en Sesto Fiorentino, nos divertiamos poniendo nombres a posibles revistas que solo publicasen investigaciones que llevaron a errores, pero a grandes errores. Algo asi como «Nature Fail», o «Un-Applied Physics Letters», … . Y solo se podrían publicar grandes experimentos, pero fallidos. Seguro que este tipo de publicación producía muchas ideas, además de que serviría mucho a no cometer los mismos errores. Aunque nos lo tómábamos en broma, para reirnos en el camino, estoy seguro que hay ideas muy serias ahi abajo.
Eva Alloza dice:
1 oct 2012
Gracias por aclarar el concepto de naturaleza y hecho por humanos. No sé si la palabra «natural» sería la mejor, de repente me lleva directa a cierto anuncio de pan de molde. Es interesante como una misma palabra tiene significados y matices totalmente diferentes para cada uno de nosotros, científicos. Resulta muy interesante que este tipo de impactos, meteoritos, puedan producir este tipo de estructuras, lo que me hace pensar que deben poder encontrarse estos cuasicristales en muchos puntos de la tierra. Recuerdo que el lago Siljan en realidad es el cráter del impacto de un meteorito, por si te pasas por allí. Pues nos vamos a tener que inventar una expedición a donde sea porqué a mi también me encantaría embarcarme en una, condiciones duras pero ciencia en estado puro. Cuando comentabas lo de Dersu Uzala me he imaginado al pobre viejecito en medio de la estepa rusa bajo aquellas cañas intentando sobrevivir a la tempestad y descubriendo un cuasicristal!!
Fallos y errores… no es lo mismo, pero los resultados negativos sí se publican, hay ciertas revistas dedicadas a eso y también son necesarias porqué son parte de la respuesta. Hace poco descubrí esta: Journal of negative results in biomedicine
Guillermo Muñoz Matutano dice:
2 oct 2012
Mierda, no hay nada que inventar. Me apunto esa revista. ¿De donde sacas tantas referencias a tantas cosas?.
Y si, hay que buscar una expedición. ¿Condiciones duras?, mas duro es estar de pie en un lab oscuro moviendo un tornillo micrométrico durante horas, dias, meses !!. Más duro aun picar piedra en una mina !!.
Eva Alloza dice:
4 oct 2012
Hay dos opciones, o te centras, como tú, en puntos cuánticos, o te dispersas, como yo, en las redes de la información. Nada es independiente de lo otro. Seguro que hay más revistas de resultados negativos…
Guillermo Muñoz Matutano dice:
4 oct 2012
Hummmm,
Eso va encontra de las dinámicas Arte/Ciencia. ¿Por qué tendemos a ver las cosas de forma lineal?. ¿Por qué uno no puede estar superespecializado en una cosa, especializado en otra, poco especializado en otra, y ser un simple neófito en otra, y en cada una de ellas tener un grado de acción y de responsabilidad diferente?. ¿O esto es ver, precisamente, las cosas de forma lineal?. f(ax+by)=af(x)+bf(y).
¿Por que un investigador no puede dedicar tiempo a la comunicación?, Aunque solo sea para saber la importancia que tiene, no para dedicarse profesionalmente. Ya sabes que a mi me gusta el contagio!!, y no pienso que sea poco eficiente, todo lo contrario !!. Eso quizá si que sea poco lineal. f(x) = x^^3 !!
G.
Eva Alloza dice:
4 oct 2012
Siempre llevando el agua a tu molino! …contaminemosnos!!
Guillermo Muñoz Matutano dice:
4 oct 2012
Eso, eso,
Contagio, contaminación, mezcolanza, miscelanea, collage, aleación, COMUNICACIÓN !!! …
G.
¡Cumplimos un año! « Blog de piratas de la ciencia dice:
5 jun 2013
[…] de los miRNAs, de quién fue el primer artista, te hemos preguntado si compartirías tu genoma, hemos cruzado fronteras, también hemos relacionado la divulgación a la carta y los telómeros, hemos hablado sobre los […]