La Ciencia en el Amor
Tags: arte y ciencia, Bioética, Ciencia y sociedad, cultura científica, divulgación, educación, metáforas, Pensamiento, piratas de la ciencia, Politica científica, pseudociencia
20 nov 2013 Jose Carlos Rayón 11 Comments
Hubiese sido quizá sorprendente hace unos años unir dos temas aparentemente tan distantes como el efímero amor y la eterna ciencia. Actualmente no es sólo un tópico literario sino que más de una investigación científica ha emprendido el camino de la búsqueda del sustrato anatómico o molecular de las emociones…
Está bien, es útil, tendrá sin duda positivas repercusiones científicas y se desarrollarán aplicaciones médicas a partir de estas investigaciones. Empieza a ser diferente cuando se sacan conclusiones prácticas, para el aquí y el ahora, aparecen seminarios de inteligencia emocional y libros de autoayuda basados en estos conceptos. Aún así me parece todavía admisible este uso del conocimiento científico: en un caso por tener repercusiones prácticas inmediatas útiles sobre los seminaristas, en el otro porque en gran parte lo que se hace es difusión (que no divulgación) del conocimiento científico a partir de un tema de mayor interés para el público general que la propia ciencia.
Creo que la cosa se empieza a complicar cuando se confunden principios con finales, causas con consecuencias, ciencia con realidad, como pasa siempre. Nos empeñamos con denodado esfuerzo en divulgar ciencia, explicar ciencia, acercar la ciencia al público mayoritario, preocupados por contenidos y formas, olvidando muchas veces los principios más básicos. Uno de esos principios, uno de mis favoritos, el que considero que permite llenarse de ciencia hasta el tuétano sin perder la perspectiva necesaria para ser flexible e innovar en tu propia área de estudio, es que “la ciencia es sólo una forma de interpretar la realidad”.
Es sólo una forma de interpretar la realidad porque es la ciencia del aquí y ahora, era diferente hace unas décadas y será diferente en unos años. Es sólo una forma de interpretar la realidad porque es la ciencia occidental, desde un único punto de vista acerca de lo externo a nosotros, desde una sola perspectiva de nuestra propia realidad individual.
Por tanto, nuestro, raramente descrito como, “amado” conocimiento científico es una realidad dinámica, cambiante, colmada de irregularidades, excepciones, elementos excepcionales y constantes infinitas indescriptibles. Definido por estos descriptores se trata de un elemento del que aparentemente cualquiera se podría enamorar apasionadamente.
Podremos caracterizar el amor con tanto detalle como queramos o podamos, podremos definir su sustrato anatómico, molecular, las vías neurales, endocrinas o celulares que participan en el proceso, pero nunca podremos aprehenderlo. Porque el amor es mucho más y mucho menos que eso. Porque al igual que en la realidad cuántica cuando observas un elemento lo modificas, en el amor cuando introduces la lógica el sentimiento se escabulle. Porque lo importante en el amor no es qué, cómo, o porqué pasa, sino su propio acontecer espontáneo y misterioso.
Por lo tanto, ¿sería o no menos rentable en el corto plazo mostrar la cara dinámica, inesperada e inesperable, amable, querible de la ciencia?, y ¿a largo y medio plazo?, ¿Qué pasa si la ciencia finalmente reconoce que el amor está más allá de sus fronteras y simplemente decide nadar inmersa en él?
To A. (not personally, of course).
11 comentarios
Eva dice:
20 nov 2013
Me he enamorado de este texto. ¿Hay alguna fórmula que defina esto?
Eva Alloza dice:
20 nov 2013
Otra Eva que también se enamora del texto. El penúltimo párrafo me parece sencillamente genial! …me has provocado casi lagrimilla leyendo el paralelismo con la física cuántica 🙂
Jose Carlos Rayón dice:
20 nov 2013
Cualquiera, tu favorita, aquella que te haga vibrar al mirarla 😉
pablo dice:
20 nov 2013
¡qué dilema y sencillo a la vez! Totalmente de acuerdo. Pero una de las cosas que me hacen amar la ciencia es su universalidad y la eterna validez de las matemáticas. ¿Acaso miro la ciencia con ojos de enamorado?
Guillermo Muñoz Matutano dice:
20 nov 2013
Me añado al club de fans, del post y de JC.
A mi me parece que el científico es aquel que se enamora de la ciencia. Vamos que al descubir cosas se excita tanto como cuando una chica que te gusta te corresponde. Aunque creo que esto no es preciso, no se enamora de la ciencia, sino de entender fenomenos. Pero bueno, esto es una simpleza, porque supongo que hay tantos tipos de cientificos como guste uno encontrar. No hay una ciencia, hay tantas ciencias como formas de hacerlas. Hay un artículo de El Pais que presentaba la serie de libros de divulgación que están vendiendo ahora que ponía de manifiesto esto precisamente: la gran variedad de caracteres científicos que han habido a lo largo de la historia. Los más emocionales, lo mas cerebrales, los hipócritas, o los honestos. Los científicos, joder, ante todo son personas. Como cualquier hijo de vecino. Pero bueno, en particular sintonizo con esa forma de hacer ciencia que muestra cariño y emoción, y que pega un salto de la silla cuando le salen las cosas. Y no estoy deacuerdo en absoluto con aquellos que dicen que entender las cosas es quitarle magía a la vida. Entender las cosas me produce magia. Por ejemplo, entender porqué el cielo es azul (bajo las premisas por las cuales hoy podemos entender que el cielo lo vemos azul) me parece tan mágico y fascinante como un relato mitológico. Es más, para algunas cosas el relato mitológico me sigue pareciendo tan fascinante y emocionante que lo prefiero. Como por ejemplo para escribir una texto mas o menos poético. Pero, ¿por que narices hay que elegir?, por qué tenemos que ser racionales o emocionales. No decia el sabio inglés eso de «si me pinchas, ¿acaso no sangro?» (o por el estilo).
Jose Carlos, enamoremonos con la ciencia y dejemosnos llevar donde quiera que nos lleve.
Jose Carlos Rayón dice:
21 nov 2013
No y si Pablo :-), que compleja es la ciencia también cuando hay amor. Es para enamorarse la universalidad e infalibilidad de las matemáticas, pero sabiendo que esa infinita belleza no reside en que sea La respuesta a la Realidad, sino Una respuesta, extremadamente práctica e infinitamente bella :-).
Jose Carlos Rayón dice:
21 nov 2013
Jajaajj guille, totalmente de acuerdo. No hay porque elegir, la complejidad científica necesaria para explicar el azul del cielo, con la suficiente perspectiva, tiene la misma complejidad narrativa que un relato mitologico, no? Se puede disfrutar de esa sensación de cualquiera de las maneras, agreed.
Jose Carlos Rayón dice:
21 nov 2013
Eva A, la facilidad de paralelismos con la fisica cuantica debo agradecersela al colega del azul oscuro casi negro…
Eva Alloza dice:
5 dic 2013
Gran película, gran película… un día podríamos hacernos un cinefórum y añadir «Tu vida en 65 minutos».
Jc dice:
8 mar 2020
Creo q me refería a guille
Vanesa dice:
8 mar 2020
Dejaré que el amor haga de las suyas siempre, aunque no sea capaz de describir la sensación de forma racional! La ciencia explica casi todo, pero a veces en lo inexplicable reside la respuesta. JC, me encanta ❤️