Conseguiste ligarte al cerebrito del laboratorio de al lado. Sí, ese que te hacía reír incluso cuando se ponía en la pizarra a escribir las diversas formas de la ecuación de Dirac. Os pasabais largas horas hablando, él de física, tú de los sistemas biológicos complejos, y entonces se producía esa magia y eráis capaces de llegar a la unificación. Aquellas conversaciones os ayudaron a seguir adelante con vuestras investigaciones, hasta que decidisteis seguir juntos, también fuera del laboratorio.
Todo este tiempo ha sido muy bonito porqué habéis avanzado en vuestras carreras, os compenetráis, sois capaces de empatizar sobremanera con los nervios de las presentaciones en los congresos, las solicitudes de proyectos enviadas a último momento y las correcciones interminables de las revisiones de vuestros artículos científicos, pero sobretodo os queréis.
Entonces llega ese momento en el que lo enviarías todo a la mierda, pero no sabes si enviarías a la mierda el cerebrito del que te enamoraste o tu futura carrera. ¿Por qué te ponen entre la espada y la pared? ¿Por qué tienes que escoger entre tu vida profesional y tu vida personal? ¿Su trabajo o el tuyo? ¿Amor o trabajo? Y no sabes qué decidir, porqué podrías ser la mejor pareja del mundo y sacrificarte por el otro, ¡pero no! Manda huevos que después de tirarte tantos años haciendo una tesis, pasar vuestras épocas separados haciendo los postdocs y ahora que ya tenéis una edad esto parezca el cuento de nunca acabar. Queréis encontrar un sitio donde vivir juntos, progresar profesionalmente y dar un paso adelante en vuestra vida personal. Pero no, continuamente es como un tú a Boston y yo a California, o aún peor porqué tus ofertas de trabajo están en Suecia y las de tu pareja en Estados Unidos. ¿Y ahora qué hacéis? ¿Y ahora qué hago?
Una sesión del último ESOF (EuroScience Open Forum) puso sobre la mesa los retos a los que se enfrentan parejas de alto nivel académico que quieren seguir avanzando en sus carreras sin sacrificar su vida personal de vivir juntos. Al parecer esta situación se afronta de manera muy diferente en Estados Unidos y Europa. Mientras en Estados Unidos es un elemento normal que puede entrar dentro de la negociación, la doble contratación ya se elevaba al 13% en los 2000, en Europa no se le presta mucha atención a este tema e incluso provoca reservas en cuanto a posibles favoritismos. El 88% de las personas que fueron contratadas en estos procesos en Estados Unidos no hubieran aceptado un contrato en el que no se le encontrase un puesto de trabajo a su pareja. De todas maneras, en Europa países como Alemania y Suiza han empezado a sensibilizarse y en algunas universidades se han creado oficinas o programas dedicados a orientar a este tipo de parejas. En Estados Unidos se tiende a buscar o crear una plaza adecuada para la pareja, en contraposición a Europa que tiende a hacer un acompañamiento, de manera que la pareja pueda encontrar un trabajo adecuado en alguna institución o empresa de la ciudad o alrededores.
Después de todo esto ya no sé si fue tan buena idea lo de que te ligaras al cerebrito. ¿Deberíamos ir con cuidado de quién nos enamoramos? ¿Las universidades y centros de investigación deberían ver estos casos como una oportunidad de atracción de talento? ¿Si mi pareja no estuviera altamente cualificada también la universidad debería ayudarme a encontrarle trabajo? ¿Qué hacemos con el/la amante? ¿Acaso no pasa lo mismos con otros profesionales que no sean científicos? ¿En esta situación debería buscar lugares de trabajo sensibilizados con esta posibilidad? ¿Solo encontraría la solución en grandes ciudades o universidades con un amplio rango de facultades? … Tú qué harías: ¿amor? ¿trabajo? ¿contrato dual?
Ref: Elisabeth Pain (2014) Dual-career couples at ESOF. Career Magazine, Science: July 24
6 comentarios
Jc dice:
2 jul 2014
Me gusta como suena eso del contrato dual, jaja, aunque solo sea por su cadencia. La foto genial.
Eva Alloza dice:
3 jul 2014
Jc, qué poeta estás hecho! La foto, la foto, la foto ha sido el resultado de una ardua búsqueda 😉
Pero a ver, ¿tú qué harías?… ¿amor? ¿trabajo? ¿dual?… ¿cómo está la cosa en el campo de la medicina? Quizás nos podrías explicar ahora que te has tenido que mover de continente.
mussol dice:
3 jul 2014
Tuvimos la suerte de poder hacer postdoc en la misma institución. Él me siguió a mi. Ahora pondría por delante la familía al trabajo aunque con la precariedad de este negocio nunca se puede asegurar nada.
Eva Alloza dice:
6 jul 2014
Imagino que si los campos de trabajo son similares y se va a una institución grande o una ciudad con mucha actividad entonces es más o menos fácil ajustar la segunda posición. En este caso también entra las facilidades que dan ciertos países a la conciliación familiar para poder conseguir objetivos profesionales y personales a la vez. De todas maneras, Mussol, felicidades por haber podido seguir adelante! 😉
Fernandobcn dice:
8 dic 2014
Yo entre amor y trabajo eligiría amor, sin lugar a la más mínima duda. Llamadme si queréis un romántico ! ( naturalmente me refiero al amor a la ciencia, no al trabajo que conlleva la relación con tu pareja ).
Eva Alloza dice:
8 dic 2014
¡Romántico!