El futuro para la Tierra no es nada prometedor. Si la Humanidad no se autoextingue antes de tiempo debido a fenómenos como el cambio climático, el Sol acabará la tarea por nosotros. No quiero ser pesimista, pero este es el futuro que le espera a nuestro planeta. La Naturaleza se basa en eso: nacer y morir, no hay nada más. Podemos verlo en cientos de lugares del Cosmos tanto, por ejemplo, como nebulosas y cúmulos abiertos, así como púlsares, supernovas, agujeros negros, planetas extinguidos… Pero para no seguir poniéndonos filosóficos, entremos en materia más científica.
La mayoría de la gente sabe cuál es el futuro que le espera a la Tierra. El Sol, al igual que todas las estrellas, genera su energía mediante la fusión de átomos ligeros, sobre todo hidrógeno. Sin embargo, este no es eterno. Una vez que el elemento más sencillo de la tabla periódica se acabe, la estrella empezará a fusionar átomos de helio (producto de la fusión del hidrógeno) para hincharse y convertirse en una gigante roja. Como resultado de esta expansión, los planetas interiores se llevarán la peor parte. Mercurio y Venus serán devorados por nuestro astro y la Tierra quedará como primer planeta del Sistema Solar. También existen otros modelos donde nuestro planeta acaba igual que los primeros planetas rocosos, pero no se ha acabado de confirmar. La vida tal como la conocemos desaparecerá para siempre, siendo achicharrada por el calor del astro rey. A los planetas gaseosos les espera un futuro algo más tranquilo, conservando su órbita si otros sucesos imprevistos no las alteran.
Ahora que sabemos el futuro que les espera a los planetas, vamos a hablar del Sistema Solar en su conjunto. La etapa de gigante roja llegará dentro de 7.500 millones de años, pero los sucesos que vamos a detallar a continuación tendrán lugar unos años antes (astronómicamente hablando). Por lo tanto, el Sistema Solar todavía estará en su forma actual, así que todos los cuerpos ocuparán el lugar en el que están hoy en día. Mientras el Sol siga consumiendo hidrógeno, dos estrellas nos visitarán desde la lejanía del espacio, alterándonos de alguna manera.
El primer visitante alienígena se llama Ross 248, una estrella que actualmente ocupa la novena posición en cercanía a nuestro Sol. Se encuentra a 10,38 años luz y fue descubierta por Frank Elmore Ross (astrónomo americano conocido por determinar las órbitas de lunas de Júpiter como Himalia y Elara). Ross 248 es una enana roja más pequeña que el astro rey (13,6% de su masa), cuya temperatura superficial es de 3058 K. Su metalicidad es muy superior a la del Sol, es decir, la abundancia de elementos más pesados que el helio es más elevada en Ross 248.. En astronomía, todos los elementos más allá del hidrógeno y el helio se consideran pesados. Aunque a día de hoy se encuentra muy lejos de nosotros, la estrella Ross 248 sigue una órbita alrededor del núcleo galáctico que producirá un acercamiento entre nosotros y el astro en cuestión. Dentro de 37.100 años Ross 248 se encontrará a tan solo 3,03 años luz de la estrella, superando a Próxima Centauri en cercanía (esta estrella se encuentra aproximadamente a 4 años luz). Más tarde, dentro de 42.000 años, la sonda Voyager 2 pasará a 1,76 años luz de Ross 248, todavía más cerca que nuestro Sol. Sin embargo, esta aproximación no tendrá ninguna causa directa sobre nuestro planeta, aunque no se ha confirmado del todo.
Nuestro segundo visitante llegará algo más tarde, dentro de 1,4 millones de años. Su nombre es Gliese 710 y, al igual que Ross 248, se trata de una estrella. Gliese 710 es una enana naranja con una temperatura superficial de 4130 K y una masa aproximadamente la mitad del Sol. Aunque a día de hoy se encuentra a 63 años luz de la Tierra, esta estrella se irá acercando con el tiempo hasta situarse a 1,1 años luz de distancia. A diferencia de Ross 248, la visita de esta estrella probablemente sí tendrá algunas consecuencias para nuestro sistema. La mayoría de los astrónomos creen en la existencia de la Nube de Oort, una nube esférica de objetos transneptunianos que rodea el Sistema Solar y de la cual proceden la mayoría de los cometas de periodo largo. Aunque no se ha observado directamente, son muchas las evidencias que sostienen su existencia. En este caso, la Nube de Oort tendría un diámetro aproximado de 1 año luz y si Gliese 710 se acerca a la distancia prevista, los efectos podrían afectar a la vida en la Tierra. La cercanía entre ambos cuerpos provocaría una perturbación gravitatoria que lanzaría una lluvia de cometas sobre el Sistema Solar interior. Sin embargo, diferentes estudios han calculado que este aumento del número de cometas solo supondrá un nuevo cometa por año (algo de por sí bastante raro), siendo casi imposible el impacto de algunos contra nuestro planeta.
Aunque nos parezca difícil de imaginar, el Sol también se mueve a través del cielo nocturno. El Sol y todas las demás estrellas que lo acompañan. Algunos de estos cuerpos se acercarán a nosotros y otros se distanciarán, siendo los primeros los que tienen más posibilidades de afectar a nuestro planeta. En esta entrada hemos hablado de dos futuros visitantes que cambiarán nuestro vecindario estelar y que llegarán a transformar las noches mediante el incremento del número de cometas observables por año, un fenómeno que desgraciadamente no podremos disfrutar los que estamos leyendo esto. Más tarde, el Sol empezará su fase de gigante roja, se hinchará y luego liberará parte de su masa en forma de nebulosa estelar. Después de esta etapa más movidita, nuestra estrella se convertirá en una enana blanca que irá perdiendo su brillo hasta quedar como una estrella completamente muerta, terminando así su existencia de casi 14.000 millones de años.
Son muchos los datos que hemos mencionado en esta publicación y, como siempre, toda nueva información viene acompañada de nuevas e interesantes preguntas. Aunque éste es uno de los futuros probables para el Sistema Solar, ¿qué nos garantiza que dentro de 10 años no se descubra un nuevo objeto o fenómeno que cambie nuestro futuro de manera radical? La astronomía es una ciencia que evoluciona, cada día se publican descubrimientos apasionantes, espectaculares y vitales para la comprensión del Universo en toda su expansión. ¿Qué objetos nos esconde el Cosmos todavía? ¿Qué nos queda por descubrir? ¿Afectará a nuestro destino como especie? Son preguntas que siguen sin respuesta y que puede que nunca se respondan, aunque siempre se pueden especular sobre ellas. ¿Algo nos lo impide?