Science Museum de Phil Rogers



¿Cuál es la fecha de caducidad de la exposición permanente de un museo? Me hacía esta pregunta mientras escuchaba una clase de museología y museografía impartida por Ignasi López, subdirector del área de ciencia, investigación y medioambiente de la Fundació La Caixa. Imagino que las piezas de la colección de un museo estarán ahí siempre, definiendo el concepto siempre como el tiempo en el que esa pieza permanezca sin degradarse, sea expuesta al público y no se venda. El público va a ver originales, queremos ver la pelvis Elvis y el cráneo nº5 Miguelón en Atapuerca, o las pinturas de las cuevas de Altamira, aunque para preservarlas ahora sólo podemos visitar una excelente reproducción. Pero, ¿es necesario tener una exposición permanente o una colección propia? ¿Hacia dónde debería encaminarse el concepto del nuevo museo y centro de ciencia? ¿Qué sentido tienen las exposiciones permanentes en modelos rompedores y participativos como puede ser la Science Gallery de Dublín?

Escribo estas letras porque me removí en mi silla al ver la propuesta en 2011 de Michael John Gorman, director de la Science Gallery, para las futuras instituciones culturales, incluyendo por supuesto los centros y museos de ciencia. Resume en una lista los diez puntos clave que deben cambiar para crear los museos y centros de ciencia del siglo XXI.



  Entidad cultural – Siglo XX      Entidad cultural – Siglo XXI  
 grande  pequeña
 lenta  rápida
 estable  ágil
 interactiva  participativa
 dativa (para)  hablativa (con)
 cerrada  porosa
 proveedora de contenido  plataforma creativa
 se visita  espacio de encuentro
 trabaja sola  trabaja en red
 temática  interdisciplinar

 

Escaneando esta lista me sorprendo imaginando un lugar donde el visitante no sólo lea paneles o active palancas, sino que se sienta arte y parte de ese proceso de creación y descubrimiento. Museos mucho más cercanos a los laboratorios de investigación y a la sociedad. Espacios que permitan el diálogo entre cada uno de estos actores y puedan dar respuesta a los retos en los que la sociedad se ve inmersa. Museos capaces de moverse hasta el salón de tu casa y que te monten una carpa, pero que no solo te inviten a experimentar sino que también mantengan los ojos abiertos a tus reacciones e interpretaciones.

Me fijo en lo que debería ser una entidad cultural del siglo XXI y tampoco la siento tan futurista o alejada de lo que ya existe actualmente. La tecnología ha cambiado nuestro día a día, incluso nuestra mentalidad, solo es necesario que se acabe de filtrar en espacios menos flexibles y dinámicos, como por ejemplo las exposiciones permanentes. La ciencia ya está dando pequeñitos pasos en ser más participativa, y quizás los museos podrían ser ese punto de encuentro entre los ciudadanos y los científicos, una pieza más de la ciencia ciudadana. Las artes y las ciencias ya no caminan separadas, existen puntos de encuentro entre ellas tanto en el proceso de investigación como en la reformulación de sus discursos. El 92’8% de los visitantes encuestados de la exposición Cavernes i Artzar preferirían que las exposiciones científicas también incluyeran arte, y es que aunque vayamos a ver ciencia también queremos que sea bonita, que nos atrape, que conecte con nuestros sentimientos. Por otro lado, en muchos campos científicos la interdisciplinariedad es normal, ya han pasado a la historia aquellos experimentos hechos por una sola persona. Actualmente la colaboración entre distintas ramas de la ciencia es la tónica general, dentro de los departamentos se reúnen perfiles de lo más variopinto, y por número no quiero ni contar los autores que hay bajo los experimentos del Higgs. Nacen por doquier espacios de trabajo en los que se mezclan diseñadores con programadores, artistas, físicos o comunicadores, y todo esto ya existe.

Es necesario que le demos una vuelta de tuerca a estas ideas y que los nuevos museos sean permeables a todos los movimientos que se están desarrollando fuera y dentro de los museos. Crear ese flujo de asistencia y participación de dentro a fuera y de fuera a dentro. Alimentar y promover dinámicas que rompan las paredes de cristal de los museos. Los centros y museos de ciencia deben tomar el protagonismo e implicarse de forma muy directa en los procesos participativos entre la ciencia y la ciudadanía para que a su vez se retroalimenten.

Todo esto para deciros que yo me apunto a un viaje temático por los mejores y más innovadores museos y centros de ciencia. Que sí, que me quiero dar un garbeo por la meca del Exploratorium, la Science Gallery, el Ars Electronica, todos los que incluya el paquete turístico y los que están por venir. ¡Para esto sí que me pongo pulserita!



Ref.: The Future of Science Museums: Ten Shifts Shaping our Cultural Institutions pág. 89 (2011) Dr Michael John Gorman, director, The Science Gallery, Trinity College Dublin
Foto: Science Museum de Phil Rogers