La Corona

Me voy a ahorrar con vuestro permiso aquello de comentar quiénes no somos “jóvenes aventureros” y cómo migrar por obligación y especialmente en un momento  en el que tu país se convierte en proveedor internacional de profesionales de tu categoría te convierte fácilmente en un producto de bajo coste, perecedero, desechable y lo que es peor, desde algunos puntos de vista fácilmente no valorable (forma amable de decir despreciable, léase Suiza Febrero de 2014).

Dicho esto me meto a la materia que quiero abordar: la relación necesaria (o no) entre ciencia y migración, desde un punto de vista atemporal y alejado del agitado temporal laboral en el que estamos inmersos, como decía.

Cabría comentar que la ciencia puntera, es más, el arte avanzado, en resumen, la creatividad, se ha visto durante mucho tiempo ligado a la migración de sus estandartes.

No son escasos los ejemplos de creadores de todas las ramas del saber que han vivido agitados periplos geográficos y profesionales antes de recalar en un lugar, espacio o tiempo de suficiente calma espiritual, un rincón que dejase espacio a sus sueños y permitiese materializar sus anhelos.

Si revisamos unas pocas biografías observaremos que desde minúsculas excursiones de ida y vuelta a una o dos provincias de distancia hasta viajes transatlánticos, han transportado a los gigantes sobre cuyos hombros nos sostenemos para desarrollar nuestro conocimiento en casi todas las ocasiones.

Desde un punto de vista no se si antropológico o psicopedagógico parecería fácil de justificar: desde Un lugar (físico e intelectual) se puede desarrollar una técnica con gran profundidad pero sin un necesario eclecticismo cultural es difícil (o fruto de la casualidad) aportar algo realmente original o novedoso al conocimiento global de un tiempo histórico concreto.

Vale, pero: ¿no existen para eso publicaciones científicas que permiten aportar y aprehender de ideas generadas en cualquier confín del globo chato?; incluso en lo cultural, que probablemente no es poco importante tampoco para ser capaces de abordar de forma eficaz problemas ya conocidos: ¿no juega internet un papel fundamental permitiendo una cercanía inusitada a realidades infinitamente alejadas?, ¿no señalaban con acierto hace ya mas de una década los pioneros del net-art cómo nacía con la red una absoluta “conquista de la ubicuidad”?

Cabría aquí dar al menos dos tipos de respuestas.

1. Sí, con internet, pubmed y acceso libre a todas las publicaciones científicas, el contexto físico del pensador o creador no tiene influencia alguna; traslademos todos los laboratorios a islas tropicales, con climas amables y largos días, donde seremos más felices, las horas más espaciosas y nuestro tiempo de trabajo más rentable.

2. No, la clave del peso de la migración en los procesos creativos (por si no es evidente: en este grupo incluyo los aportes científicos relevantes) no está tanto, o tan sólo, en los nuevos conocimientos que aporta sino más bien en una experiencia vital, acontecimiento crítico, que provoca un cambio de paradigma en nuestro devenir cortical que determina una más variada direccionalidad en el pensamiento, un salto cualitativo en su complejidad.

Volviendo a nuestro contexto, y dejando a un lado el ya comentado desatino de determinados estamentos al adjetivar lo que es un trágico éxodo profesional, justificado en gran medida por la falta de perspectiva y desastrosa capacidad de inversión en valores seguros a largo plazo, es decir, por los factores que nos trajeron adonde estamos.

Decía, volviendo a nuestro contexto, ¿cuántos de vosotros me quemaríais por decir que algunas de estas migraciones serán el comienzo de exitosas carreras profesionales y felices desarrollos personales?, ¿será mucho menor el porcentaje cuando volvamos a plantear esta pregunta en cinco años?, supongo que mi apuesta es evidente.

Salud!os

Jc