Siempre me han llamado la atención las diferencias entre las personas. Todos tenemos ese detalle o defecto que nos hace diferentes. Unos morenos, otras rubias; narices prominentes, narices finas; ojos marrones y grandes, ojos azules y bizcos; manos enormes y dedos gordos, manos enanas y dedos finos, y así el resto del cuerpo. Cuando era pequeño siempre me preguntaba por qué seríamos todos tan diferentes si todos éramos personas. La respuesta completa la conocí bastantes años más tarde. Y no, no era Dios.
Han pasado ya unos cuantos años desde que entendí que todas estas diferencias se deben al ADN. Aún así, sigo desconcertado y maravillado por la gran variedad de individuos generada por «simplemente» cuatro nucleótidos, que para simplificar podemos decir que son las cuatro letras de nuestro «Ategecedario». Me alucina que tengamos más de 3000 millones de estas cuatro letras, una detrás de la otra, y que seamos lo que somos por ellas. Cuatro unidades. Solo cuatro. Y no están ordenadas al azar, no. ¿Cómo se pueden ordenar de manera eficiente tantos elementos? Y no es solamente que sea la guía de todas las funciones celulares, sino que también define su propia estructura tridimensional y su función. ¿No es increíble?
Además con tantos elementos es imposible que esta secuencia no se vea modificada por el ambiente y los errores. Sin embargo, esta variabilidad no nos perjudica, en términos generales. Puede que la probabilidad no se ponga de tu parte y que una variación te provoque una enfermedad, pero si no lo hace, que es lo más probable, lo único que te puede pasar es que aumentes la diversidad de tu especie, contribuyendo así a la renovación del genoma. De hecho, si analizas la variabilidad entre dos personas, aunque vivan muy cerca, tendrán miles de diferencias entre ellas. ¡Incluso hay diferencias hasta entre hermanos gemelos!
En definitiva, todos somos diferentes, pero lo suficientemente parecidos a nivel molecular como para decir que somos iguales. Esta gran variabilidad, ¿no reduce el racismo al summum de la ignorancia? ¿Acaso te crees más diferente de un chico que viene de África que de esa rubia que tanto te gusta? ¿Por qué a veces nos asustan los diferentes cuándo todos los somos realmente?
Más info sobre variación genética humana en la wikipedia.
Imagen: chrisjfry
4 comentarios
Davide dice:
11 jul 2012
Muy buen articulo, Jorge! Estas escribiendo ya la segunda parte (epi…)? 😉
Lo voy a compartir…
Jorge dice:
11 jul 2012
Gracias Davide. Y gracias por compartirlo! La epigenética quizás la trate en otro post.
Un abrazo!
Eva Alloza dice:
12 jul 2012
La información y el conocimiento siempre reduce los prejuicios a la más pura ignorancia. Es lo mismo que me pasaba a mi de pequeña, yo veía a los asiáticos y no podía distinguirlos unos de otros. Ha sido a base de ver más y más pelis asiáticas que poco a poco los voy distinguiendo. En definitiva, cuando te das cuenta que eso que nos parecen grandes diferencias no son tales entonces qué haces? …será cuestión de desterrar el cuento del patito feo!
Al final siempre llego a la conclusión que todos los que estamos aquí, los vivos, los que hemos llegado a nacer, somos casos de éxito, pues todas aquellas combinaciones de alelos y variantes que no son factibles no han llegado a concebirse o se han perdido por el camino. La diversidad es lo que hace que estemos vivos biológica y evolutivamente hablando, otra cosa es si al final la humanidad se extinguirá por temas tecnológicos o sociales.
Somos éxito evolutivo!!
Extremismos animales | Blog de piratas de la ciencia dice:
6 may 2014
[…] sexual, y para educarnos para valorar aquello que nos hace especiales. Hace poco releía la entrada La igualdad de la diferencia de Jorge, donde nos explicaba las diferencias genéticas dentro de una especie. Esa diversidad es […]