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Es un nombre propio. Como el de Aristóteles, Hipatia de Alejandría, Marie Curie, Isaac Newton, Rosalind Franklin, Manuel Castells o Avelino Corma. Y como Saskia Sassen, Howard Gardner, Mary Robinson o Joseph Pérez. Son nombres relacionados con varias ciencias: filosofía, matemáticas, física, sociología, biología, química… Y los de la segunda lista son premios Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Y Joaquín Salvador Lavado, Quino, es el reciente premio Príncipe de Asturias 2014 de Comunicación y Humanidades. Me alegré mucho cuando me enteré; más que merecido por lo que ha logrado transmitir y comunicar, a través del universo de Mafalda y en su obra posterior. Pero para mí Quino, también podría estar en la lista de los premiados en Ciencias Sociales perfectamente -aunque más de un purista se lleve las manos a la cabeza-.

Mafalda -y toda su obra en general-, no es solamente una tira cómica para hacernos pasar un buen rato. Son libros de historia, píldoras de filosofía, tratados sobre el comportamiento humano y las relaciones sociales. En la obra de Quino nos conocemos y reconocemos. El personaje central es Mafalda, pero no se queda ahí. Son los padres, es Guille el hermano, y por supuesto toda la pandilla de amigos: Felipe, Susanita, el bestia de Manolito, Miguelito y finalmente la pequeña Libertad. Todos con su personalidad propia, para poder mirar al mundo y mirarnos a nosotros desde todos los ángulos, abarcar el mayor número de perspectivas posibles. Todo contextualizado en el tiempo, sin perder de vista de dónde venimos y hacia dónde podemos ir. Presentando una realidad, exponiendo problemas y proponiendo posibles soluciones. Es un lugar para la reflexión y el pensamiento desde el humor y por encima de todo, desde la ternura. Algo muy necesario entre tanta máquina y autómata, entre tanto fin que se intenta conseguir, sin importar los medios. Es recordar no perder la mirada del niño. Valores. Humanismo.

Normalmente cuando queremos documentarnos nos vamos a las enciclopedias, a las revistas científicas, a las publicaciones en los congresos. Buscamos los libros de algún divulgador de renombre, un especialista. Incluso cuando no queremos entrar en profundidad y llenarnos de ecuaciones. Buscando un lenguaje llano, terminamos en la novela o el ensayo -si aguantamos la prosa de algunos divulgadores-. Puede que hasta nos vayamos al libro ilustrado, aunque sea para niños. El cómic o tebeo, es cosa de risa, sí; pero puede tratar temas muy serios. Puede ser pensamiento, crítica, divulgación. Lo bueno del cómic es que llega de forma muy directa al público infantil, y pueden ir comprendiendo de forma más amena, cosas como lo que implica un régimen autoritario y tirano, leyendo El Sulfato Atómico de F. Ibáñez, por poner un ejemplo.

En las aulas -ya sea de una facultad, colegio o instituto- de psicología, historia, sociología o filosofía, seguirán sonando los nombres de siempre, las obras de siempre. Y eso está bien. Dirán a los alumnos que lean los periódicos para saber qué fue noticia. Pero no estaría de más que recomendaran también leer a Quino, a Ibáñez, a Jan, a Schulz o a Bill Watterson. Además de pasar un buen rato, más de uno se llevaría una sopresa, si es capaz de leer entre líneas. Tanto empeño a día de hoy por usar y llevar las nuevas tecnologías a las aulas, y al cómic ni caso. Pero si está todo inventado 🙂 La obra de Quino por supuesto también muestra cómo ha cambiado la sociedad: yo no veo en la ciudad -aunque en los pueblos sí, pero cada vez menos-, a niños yendo a hacer recados, como comprar el pan.

¿Qué pasaría si en una clase de Historia en primero de la ESO, para introducir el régimen nazi o la Segunda Guerra Mundial, se dijera algo así?: «¿Alguien ha leído el mortadelo El Sulfato Atómico?» Pues algo que libros muy serios sobre neurociencia y educación se hartan de decir: seguro que muchos alumnos fijarían la atención de forma más efectiva sobre lo que se quiere transmitir a continuación. Y vosotros, seguro que en muchas tiras de Quino habéis reconocido la situación política del momento, la de ayer y la de hoy, porque hay cosas que siguen vigentes, muy propias de la naturaleza humana. ¿Qué ocurriría si en una clase de Educación para la Ciudadanía, a la hora de hablar sobre la democracia, se pusiera esta tira cómica y lo primero que escuchen los alumnos sea algo como esto?: «¿Por qué creéis que Mafalda se mea de la risa durante todo el día?»

democracia

Quien quiera saber qué pasa, y pueda hacerlo, que luego nos cuente la experiencia. Doy por hecho que cualquiera que lea esto, alguna vez en su vida ha leído una viñeta de Mafalda, entre otras cosas porque van aquí insertadas un par ya. Pero Quino siguió dibujando después, y siguió dando su particular visión del ser humano y de la sociedad. No os perdáis libros como Qué mala es la gente, entre otros. Y bueno, ¿creéis al igual que yo, que hubiera sido también un digno premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales? Que se lo den al año que viene 😉

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