Durante el mes de Julio estoy en las montañas de Santa Cruz (San Francisco USA) realizando una residencia dentro del programa Scientific Delirium Madness, organizado por la fundación Djerassi y la revista Leonardo. Ya han pasado 20 días de residencia. Ayer asistimos al Open House (jornada de puertas abiertas), donde cada uno de nosotros hemos mostrado nuestro trabajo y las colaboraciones que hemos empezado durante estas primeras semanas. Me resulta increíble decir que, en realidad, ayer presentamos trabajos ya acabados. En tan solo dos semanas han surgido multitud de sinergias, colaboraciones y acciones entre cada uno de nosotros. En mi caso particular, venía con dos ideas previas para trabajar, que sigo desarrollando, pero en el camino me he encontrado con dos sorpresas.

Ayer, en la mesa redonda en la que participamos todos los residentes, comenté que me pareció muy interesante el entender la colaboración interdisciplinar desde dos direcciones posibles: cómo ofrezco mis aptitudes, datos o conceptos a un artista, y la contraria, cómo recojo las formas artísticas para incluirlas en mi trabajo. La primera dirección me ha parecido mucho más fácil de ejecutar, como es de esperar. No he necesitado salir de mi especialidad. El trabajo que presentamos bajo esta línea de colaboración lo llamamos Quantum Dot Music, y es una colaboración estrecha con mi compañero Eathan Janney (Músico y científico), que presentaré en un siguiente post. Sin embargo, en este primer post quiero empezar por el trabajo donde he seguido la segunda de las estrategias: recoger la experiencia artística para incluirla en mi disciplina.

El trabajo se llama Nanosequences, y es una serie de vídeos interrelacionados que tratan de hablar sobre las características de la Nanociencia y la Nanotecnologia. Sin embargo, en lugar de aplicar los métodos tradicionales para narrar, he querido aprovechar todo el potencial artístico y científico que tengo a mi alrededor, y volverme yo mismo un video-artista por unos pocos días.

En realidad el trabajo tiene un comienzo difuso. Durante el segundo día de residencia tuvimos una serie de reuniones donde nos explicaron las actividades en las que participaríamos, invitándonos a tomar riesgos y aprovechar el contexto. Durante la propia reunión pensé que podría recoger una idea que usé en una exposición colectiva de nanoarte en el año 2008, Nanoconfluencias, miradas artísticas hacia lo inmensamente pequeño. Allí, el vídeo que presentaba la exposición proyectaba una serie de conceptos científicos sobre la superficie rocosa de una cueva. Era un vídeo estático, donde quería jugar con la idea de lo mítico y lo nanotecnológico. Me pareció que era una idea simple y que encajaba perfectamente con el contexto en el que estaba: la total y plena naturaleza.

Como introduje en mi primer post en el Blog de Leonardo, desde que llegué a Djerassi supe que punto inicial del trabajo que ejecutase aqui debía posicionarlo en la naturaleza. Es algo que he estado siguiendo a rajatabla todos estos días, ya que mi primera actividad diaria es un pequeño circuito corriendo por los parajes naturales de las inmediaciones. Pero este comienzo en lo natural no lo quería plantear como un juego de creación (divina), sino casi como metáfora científica. Como ejemplo de exploración.

Tom Shean, responsable de mantenimiento en Djerassi, se ofreció rápidamente a guiarme a través de una expedición en cuadriciclo por todos los rincones de la propiedad, buscando muros de piedra que me sirviesen. La sorpresa vino cuando me dijo que existía una cueva, que en realidad era una obra artística. Mel Henderson la excavó en 1986 como pieza en su estancia de residencia. Ese debía ser el contexto.

Tenía ya clara la localización, pero dudaba si presentaría un vídeo mudo o añadiría sonidos. Mi vecino en los Middlebrook Studios es Luca Forcucci, artista sonoro. Al poco me di cuenta que quizá lo mejor sería trabajar con él, organizar una expedición a la cueva y grabar los sonidos dentro.  Luca, muy atentamente, no puso ningún problema, y organizamos una segunda expedición, a la que se apuntaron animosamente Eathan  y Deborah Forster (primatóloga y científica cognitiva).

Bien pronto por la mañana, antes de las 7:00, ya salíamos para la cueva, a paso ligero, subiendo las colinas y atravesando senderos. Una vez allí nos dimos cuenta que la cueva era muy porosa, y no se producía ningún tipo de eco. Iba a ser bastante difícil poder grabar algún sonido propio, por lo que nos dispusimos a generarlos nosotros mismos. Después de unas cuantas entradas y salidas, junto con una documentación gráfica completa, decidimos dar por finalizada la exploración y volver al rancho.

Ya disponía de toda la documentación necesaria. Luca y yo decidimos trabajar por separado sobre el material de vídeo y audio, dejando totalmente libre la edición, estableciendo únicamente una duración para ambos de 5 minutos de composición. Durante la edición del video cambié de idea. Donde quería usar transiciones de imágenes estáticas pensé que podría incluir vídeos, para dar más dinamismo a la pieza. Pronto me puse a la faena y compuse la primera pieza. Al pulsar el botón de visionado, sin embargo, me di cuenta que el trabajo no funcionaba. Había gastado un día entero en algo que no servía. Dejé la edición, para irme a cenar con el resto de compañeros, cansado y algo desmotivado.

Conversando en la cena, me di cuenta que el trabajo estaba siendo demasiado explícito, y muy largo. Había que situarse en la visión del espectador y entender la velocidad necesaria para que una proyección no sea aburrida, y por otra parte usar un lenguaje sugerente. Los comentarios de Eleni Sikelianos (poeta) sobre la acción de la poesía, sorpresa y descontextualización, me animaron a editar un segundo video. Pero, después de componerlo me di cuenta de que tampoco funcionaba.

Tenía pues dos vídeos, que por sí mismos no valían, pero que los dos contenían alguna idea rescatable. Volví a reunirme con las poetas Eleni y Allison Cobb, para que me aconsejaran, y una de sus preguntas me dejó sin posible respuesta: ¿qué es lo que hace que la nanotecnología sea importante para ti? El video debe contener la respuesta a esa pregunta.  En esta residencia he aprendido que puede ser muy interesante incluir poetas en los laboratorios de ciencia, son estupendos generadores de preguntas interesantes y difíciles de contestar. Después de la reunión asistimos a un magnífico concierto de piano de Eathan, que lo dividió en cuatro partes diferenciadas. Con todas estas influencias en la cabeza, al acostarme empecé a tejer una posible estrategia, y las ideas surgieron.

Decidí incluir cuatro secciones, que llamé secuencias, donde cada una de ellas mostraría algun aspecto de la nanotecnología. La insistencia de acortar la duración de la proyección me hizo pensar en la posibilidad de experimentar las nanoescalas con un video con cortes de la expedición a la cueva, reduciendo al máximo la duración de la expedición. Por otra parte, uno de los vídeos que había editado me serviría para explicar las dos aproximaciones tecnológicas para construir sistemas nanoestructurados: bottom-up (o desde los átomos hasta las nanoestructuras), o top-down (desde los materiales masivos hasta las nanoestructuras). Este tipo de aproximaciones me recordó un ejemplo de grupo de simetría, C2, caracterizado por un giro de 180º, el mismo que se necesita realizar para cambiar de aproximación a la nanotecnología. El Gecko, en su escalada por los muros, me serviría de eje de giro, ya que el gecko puede tanto escalar (Bottom-Up), como descender los muros (Top-Down). Esta capacidad de escalar del Gecko esta relacionada precisamente con la nanoestructura de la superficie de sus pies. En la tercera secuencia mostraría los vídeos que había editado sobre el fondo de la cueva, para mostrar una serie de imágenes en movimiento relacionadas con algunos conceptos de la nanotecnología que se usan frecuentemente en su popularización y comunicación. Lo llamé Nano Mitos, no por acceder a una experiencia mística, sino por su carácter icónico. Pero la secuencia general me quedaba coja. Necesitaba un final.

Eathan, en una de las visualizaciones intermedias, donde me estuvo aconsejando acortar cada plano para ser más ágil y veloz, me propuso un contexto interesante: situar nuestra expedición en el futuro, para proyectar la nanotecnología como una tecnología ancestral, del pasado remoto, y contextualizar así las pinturas rupestres nano. Me pareció una buena idea, y decidí escribir una historia, jugando con la pareja nano-enano (en inglés Dwarf). Nano viene del griego νᾶνος (nánnos), que significa enano. Era una pareja de palabras interesante, porque, como bien he discutido durante este mes con mi colega Tami Spector (química, experta en estética de la química), las propiedades interesantes de la nanotecnología no están relacionadas con el tamaño (o no sólo), sino con los efectos que aparecen en esas escalas, que nos pueden parecer sorprendentes, ya que se escapan de nuestra intuición directa. Sin dudar un instante, escribí una historia, que pronto decidí compartirla con mi colega Caroline Wellbery (médico y escritora) para que me ayudase con el inglés.

Ya tenía la historia, aunque me quedaba el trabajo de editarla visualmente, cuando Luca apareció con su edición de sonido, con 5 minutos exactos de composición. El vídeo había mutado a cuatro, con distintas duraciones. Y la composición sonora de Luca no podía fragmentarse, tenia un principio, un desarrollo y final. Después de un análisis entre los dos para saber dónde podríamos posicionar la sonificación de la cueva, decidimos incluirla como banda sonora de la secuencia 3, Nano Mitos, que adapté para que tuviese la misma duración. Ya solo me quedaba por componer la cuarta secuencia, que ilustraría el cuento que había desarrollado y arreglado con Caroline. Pero en un último giro, decidimos grabar la historia con voces, para lo cual intervendrían Eathan, Allison, y la propia Caroline. La grabación fue excelente, propia de auténticos actores. Nos divertimos tanto que decidimos escribir otro texto para ejecutarlo durante la residencia.

Solo me quedaba un día más para presentar el trabajo, así que decidí invertir todo el tiempo posible en editar la última secuencia, donde usaría la imagen de una canica que me regaló Deborah como visualización de lo que ella se imaginaba por un Quantum Dot. En este caso, la canica azul representaría el papel de enano mágico de la cueva. La última secuencia la llamé Nano Tale.

El trabajo lo finalicé a la 1:30 de la madrugada, a tan solo un día de la presentación oficial en el Open House. Al visualizarlo quedé algo más satisfecho que en las primeras visualizaciones, aunque el trabajo no era redondo. Pero me gustó mucho ver que cada secuencia estaba enlazada con las restantes. La narración, aunque fragmentada, contenía elementos compartidos. El el fondo, el video habla del concepto de exploración, común para la práctica científica y artística. De exploración física, al desplazarnos a la cueva. Pero también de exploración creativa. La nanotecnología, en este caso, ha sido un vehículo para explorar las posibles colaboraciones entre mis compañeros.

La repercusión del trabajo fue mínima o nula. Ningún comentario positivo, ni negativo. El vídeo, como pieza no funciona, pero es resultado de un esfuerzo colaborativo, en donde mi trabajo ha sido posicionarme como artista, intentar entender sus métodos, en este caso los de la edición de video, para intentar relacionar conceptos científicos, o al menos generar una experiencia visual que quede influenciada por la nanotecnología. Más que lo glorioso o decepcionante que sea el resultado, como bien me ha indicado mi colega Luca, lo importante, sobre todo para mí, que no soy artista, es el proceso. Es interesante ver que de un proyecto que no se puede calificar ni de redondo o bueno,  como científico que se ha aproximado al arte he aprendido muchísimo sobre las narrativas visuales. Lecciones que seguro se pueden derivar hacia el trabajo científico, para aplicarlas en el momento de presentar trabajos o comunicar resultados, desarrollar trabajos colaborativos, buscar las preguntas clave de cada proceso, …

Esta ha sido una de mis experiencias particulares y personales de inmersión artística en esta residencia interdisciplinar. Y mi cariño que se lleva. En próximos posts describiré los trabajos en donde la influencia ha seguido la dirección contraria, aplicación de conceptos científicos sobre el arte.