Frases famosas sobre la músicaMidjourney/Sarah Romero Muy Interesante (cc)

Desde hace algo más de un año, guiados por Roger Malina, llevamos discutiendo pacientemente sobre la idea de formar comunidades de comunidades. Establecer encuentros descentralizados de colectivos que en si mismo formen una estructura comunitaria. Una tarea que, además de tratar de responder a preguntas como: ¿qué es lo que define una comunidad?,¿cómo se forma una comunidad?, … también trata de emparejar tecnologías digitales y analógicas desde el aspecto de lo colectivo. El alcance local y presencial que abraza el contacto físico es indispensable, de la misma forma que lo digital y telemático habilita lo global. Nuestra primera acción fue sencilla. Viajar por carretera a París, a la casa de Roger, aprovechando las vacaciones de 2022. Allí nos reunimos con artistas y políticos para, con primero café y después vino, charlar buscando desplazamientos y alianzas. La segunda acción fue la de acoger a Roger Malina en otra actividad de descentralización: la primera edición de las Jornadas de Cultura Laboral en Investigación (J-CLI) en octubre de 2022. Unas jornadas ofertadas en tres ciudades diferentes, Santiago de Compostela, Valencia y Madrid, organizadas por la coordinadora Marea Roja de la Investigación. Unas actividades presenciales pero sin necesidad de usar y buscar un centro, aderezadas con el guiño de la telematicidad solo como pegamento digital. La tercera acción está por llegar, y pronto presentaremos algunos de sus resultados.

En realidad no hay nada nuevo en este tipo de propuesta. Podríamos entenderla como la construcción colectiva de un nuevo internet, de naturaleza híbrida digital y analógica. Sin embargo, la red de redes que conocemos ya hace uso de esta doble vía digital-analógico. Eso no es lo nuevo, si es que hay algo que pueda o deba etiquetarse como nuevo. La diferencia sustancial son los agentes y/o sujetos que queremos hacer coincidir en este nuevo internet. Queremos un internet analógico-digital, no para conectar individuos entre los extremos de pantallas, sino para hacer juntar colectivos que forman comunidades locales. Para ello, el primer paso es potenciar estas comunidades locales. Llamemoslas ciudadanas, populares, comunitarias, … la reunión de lo colectivo, a través de lo analógico y presencial que ofrece lo local. En palabras de Berardi, lo conjuntivo. Pero hay un segundo paso que es determinante. Supone expandir estas redes conjuntivas hacia lo global, y ese objetivo sin embargo es muy complejo. Durante el seminario internacional «A 200 años de la doctrina Monroe«, la senadora colombiana Clara López Obregón recuerda los nuevos retos de unidad intercontinental que se pondrán en práctica bajo la acción colectiva y política de la solidaridad. No es un reto menor, ya que es el mismo reto que nos pone encima de la mesa la crisis climática. Es el mismo reto que nos pide transformar las ideas de progreso y llama a nombrar este tiempo que vivimos como modernidad tardía. O lo que es lo mismo, la modernidad que se acaba.

En este contexto podríamos preguntarnos ¿quién es ese nuevo sujeto, individual y colectivo, que va a habitar estas nuevas redes analógico-digitales? A la reunión en aquelarre entre las brujas que el feminismo empodera, queremos añadir otros perfiles empoderantes, como las sociedades de piratas, de druidas o de trovadores. Perfiles que han sido habitantes de los márgenes, pero que nos sirven como ejemplos de comunidades organizadas globales, por la formación de inter-comunidades fragmentadas pero conjuntas.  Repetimos, no hablamos de nada nuevo. Ya existen estas comunidades de comunidades. Por ejemplo, las radios históricas como radio Alice. O aquí más cerca en Barcelona, Radio Nikosia, o en Valencia Radio Klara. Incluso existen ya formuladas constelaciones de comunidades, a modo de espacialidad digital que ponga en contacto a lo conjuntivo, en nuestras calles y alamedas, como forma el ejemplo de la constelación de los comunes.

Pero a veces la acción es más simple y sencilla. La tecnología no es el impedimento, sino parte de la solución siempre que se alimente con ese sentido emancipador. Ese sujeto de la tardo-modernidad es un sujeto híbrido. Un sujeto sin identidad rígida, pero con colectividad férrea. Un trovador que canta las historias que su memoria le permite. Es la música un acto de comunidad que se expande en su primer instante a la velocidad del sonido. Una acción con talante navegante, que rima, que une, que suma.

Un grupo de estudiantes del ArtSciLab de Dallas (USA) decidió formar una lista de reproducción colectiva con canciones sugeridas por los y las estudiantes, profesores y miembros del equipo del ArtSciLab, de forma anónima. Roger Malina, director del ArtSciLab, nos sugirió que quizá una forma de formar colectivos visibles por lo digital precisamente es compartir canciones y listas de distribución de esta forma anónima. El equipo de Piratas de la Ciencia creó su propia lista, aún en construcción, que pasamos a publicar aquí. Este es un ejercicio que nos está permitiendo contactar con cada persona que ha formado parte de Piratas de la Ciencia a lo largo de sus casi 20 años de historia. Los socios y socias que ahora están en activo, y las que ya no. Y con este sencillo ejercicio nos ponemos en contacto con la comunidad ArtSciLab. Intercambiamos canciones, como elemento conjuntivo entre colectivos. Una llamada como mensaje en una botella lanzada al mar, para decir: ¡Hola! Estamos aquí, ¿bailas?

No es menor pensar que una actividad sencilla, divertida, intrascendente y sobretodo improductiva, no pueda tener valor. Lo tiene. En un momento donde la palabra «productividad» queda salpicada por demasiadas controversias, contradicciones y dificultades materiales y vitales, lo ocioso no es ni menor ni secundario. Para desbloquear mundos, «lo que necesitamos son nuevas maneras de fomentar y politizar la distracción”, como apunta Eudald Espluga en su libro «No seas tu mismo». Es un acto simple, sencillo y divertido, pero sigue siendo un acto político, que, desde la necesidad de poner en contacto comunidades y formar esas comunidades de comunidades, se convierte en una agradable acción colectiva.

Enlace a la lista de reproducción de Piratas de la Ciencia.

Enlace a la lista de reproducción del ArtSciLab.

¡Te animamos a que publiques tu lista de tu colectivo!