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El otro día, una amiga pirata me reenvió un correo electrónico que está circulando a través de Internet, avisando de lo peligrosos que pueden llegar a ser los aparentemente inofensivos imanes que solemos tener en las puertas de las neveras. Porque, ¿quién de nosotros no tenemos puesto más de uno? En el mensaje se llega incluso a calificarlos...
 		
        



 
    
   
 
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                     
                    