Guillermo Muñoz: Últimamente he pasado varias veces por Port Bou, un lugar fronterizo donde visité el memorial a Walter Benjamin. Una de las frases de ese memorial decía “Benjamín descubre que el lenguaje se convierte en un instrumento más de juicio que de conocimiento y percibe otro lenguaje, el de las cosas, que el poeta puede hacer hablar a través de su propia voz”. Por otro lado, me gusta mucho María Zambrano. Ella habla de los espacios de luz y de penumbra, y decía que la poesía era secreto hablado. Aprovechando que entrevisto a una lingüista que se llama Luz, ¿Cómo puede ser que con las palabras podamos elaborar lenguajes tan distintos como son la poesía o el habla comunicativa?, o sea, ¿qué diferencias básicas hay entre un lenguaje que sea más discursivo y otro poético?
Luz Rello: Vamos a ver. El quid está en la frecuencia, en las repeticiones y en el ritmo. Vamos a hacer un análisis estructural. Vamos a ir por todos los niveles del lenguaje y ver qué diferencias hay. Empezamos por el fonético. En el lenguaje hablado no hay una selección consciente de los fonemas, ni los fonemas tienen un significado, mientras que en un poema los fonemas tienen significado. Tú dices “el ala aleve del leve abanico” y ahí tienes un montón de “eles”, y todas las eles te llevan a esa sensación de… líquida lateral. Los fonemas en la poesía tienen sentido. Mientras que en el habla utilizas los fonemas para entenderte. Desde el punto de vista morfológico, lo mismo. En la poesía te encuentras más repeticiones de los mismos fonemas, los mismos morfemas. Te encuentras sufijos y prefijos más repetitivos, porque tienen otra función diferente. Si por ejemplo tú coges un poema con rima consonante, la mayoría de las veces lo hacen a través de los morfemas. Ahí tienes esa limitación, o esa virtud, que no tienes en la lengua hablada. Desde el punto de vista léxico, bueno, la luna en Federico García Lorca no es la misma Luna. En un poema las palabras pueden tener otro significado, pueden tener un significado añadido. La distribución léxica en un poema es completamente diferente a la frecuencia del léxico del lenguaje hablado. Si ahora mismo transcribes esta entrevista, te podrías preguntar: -¿A ver cuántas palabras de las que hay aquí tienen significado?-. Te encontrarás con que la mitad de las palabras que hemos dicho son lo que en mi rama llamamos ‘stop words’. O sea, palabras que no valen para nada. Palabras que son funcionales, palabras que se repiten muchísimo. Pero tú te vas a un poema y te vas a encontrar muchas menos, porque hay muchas más palabras que tienen significado y tienen sentido. Son palabras léxicas. Vamos a la sintaxis. O sea, la estructura entre las palabras. También te encontrarás con diferencias. Por ejemplo, el verso de Quevedo «Serán ceniza, mas tendrá sentido; Polvo serán, mas polvo enamorado». Te vas a ese poema que es maravilloso, y ves que empieza a haber repeticiones y consistencia en las estructuras sintácticas, para crear con ese ritmo. Porque la poesía al final es ritmo. Si haces un análisis sintáctico de los poemas creo que estadísticamente todas deben ser muy diferentes a la lengua. Vámonos a la semántica. Lo que te he dicho de los lexemas está muy relacionado con la semántica. Las cosas en los poemas tienen otro sentido. Por ejemplo, el verde en Lorca no significa el color verde, o el rojo no significa rojo, significa pasión, significa otra cosa. Desde un punto semántico, la poesía corta con lo que significan las palabras y cada poeta le da el significado que quiere en función de donde vive, de lo que piensa, … Y ya solo nos queda un nivel del lenguaje: la pragmática. Cuando nosotros hablamos tenemos un contexto. Tú estás aquí, yo estoy aquí, tú estás delante mío,… tenemos este tipo de comunicación que está completamente, no supeditada, pero al menos condicionada por el contexto. Mientras que cuando tú escribes algo como un poema no tienes ni espacio ni tiempo. Un poema lo que intenta sacar es lo eterno del ser humano. Sacarlo y extraerlo. Ese es un objetivo pragmático.
No puedo escribir algo que no siento, igual que no puedo investigar algo que no siento.
G: Muy bien, has descrito un auténtico y magnífico viaje a través de la lengua. Escribes, ¿no?, ¿cuál es tu motivación en el momento de ponerte a escribir?
L: Un poco, pero escribo muy poco. Ya hace un montón que no escribo. Lamentablemente, qué triste es esto, he dejado de escribir por falta de tiempo. Que practicidad, la vida. Yo creo que cuando uno escribe es porque tiene necesidad de comunicar. No sé qué escritor dijo algo así como “es que no puedo no escribir”, o sea, “es que si no escribo, me muero”. Creo que cuando los escritores escriben es porque necesitan escribir. Cuando he escrito creo que ha sido un poco así. Bueno, realmente la mitad de las cosas que he escrito han sido porque las necesitaba escribir, y la otra mitad porque me las han pedido. Supongo que te interesan las primeras. Por lo menos en mi caso, estas vienen a raíz de experiencias personales. O sea, no puedo escribir algo que no siento, igual que no puedo investigar algo que no siento.
G: He visto que también has participado en acciones sociales, ¿como profesora de inglés en Sudáfrica?
L: Si. Es una escuela de inglés, pero que también tiene acción social dentro de las ‘townships’ de Sudáfrica. Las ‘townships’ son como las favelas de Brasil, pero imagínatelo con mucha más gente, después de haber vivido el apartheid. Durante el apartheid eran para los no-blancos. Están separados del mundo blanco, de todo tipo de servicios. Ya en Sudáfrica esto me interesaba más que aprender inglés. Estuve allí, enseñando a leer y escribir con unos amigos con los que conviví. Pero es duro, te estoy hablando de un sitio en el que no tienes ni lápiz, ni boli, ni agua, ni calles, …
G: ¿Qué sacaste en positivo de allí?
L: Pues mira, ahora creo que yo saqué más para mí de lo que llegué a ayudar. No sólo vi como diferentes personas aprenden a leer y a escribir, que me ha ayudado para mi investigación ahora, sino que es una de las experiencias clave en mi vida. Aprendí muchísimo del ser humano, lo entendí como una totalidad, no como una persona. Cuando estás ahí no existe la comunicación como la entendemos nosotros. Cuando hablas con una persona allí te estás comunicando de verdad. La familia que me recibió, la abuela, que era la persona más mayor, tenía mi edad. Estamos hablando de un sitio donde hay un 90 % de afectados de SIDA y la esperanza de vida es muy baja. Ella me explicó,- esta es mi hija, esta mi nieta, etc, etc – y ya éramos familia. Allí nadie te habla por tu nombre, te llama sister o brother. Es que incluso ahora me cuesta darme cuenta de lo que me di cuenta entonces. Vi al ser humano como una cosa global, en la que todos vamos hacia algo. Todos sobrevivimos, o intentamos sobrevivir, juntos. Mientras que aquí estás tú solo. ¿Sabes lo que significa Ubuntu?
G: No.
L: Ubuntu sabes que es una distribución de Linux con sofware libre o de código abierto. El creador de Ubuntu puso ese nombre a raíz de un comportamiento social de Sudáfrica. Ubuntu es una filosifía de humanidad con el otro, compartir es lo que conecta a la humanidad.Cuando llega la noche es cuando la gente come. En ese momento las familias se van a la persona de la chabolita de al lado y preguntan -¿has comido?-. Y si te dice que no, pues cogen y lo comparten. Imagínate eso en nuestra sociedad, todos con hambre y uno tiene comida. ¡Le matan!, pero ahí sobreviven gracias a que todos comparten.
G: Hay un concepto de comunidad real.
L: Exacto, y eso se llama Ubuntu.
G: Bueno Luz, llegamos al final de la entrevista. Muchas gracias por esta estupenda conversación. Me gustaría que acabases con un mensaje hacia las personas que, después de su formación, se deciden lanzar al mundo de la investigación. ¿Qué le dirías a una persona que hoy en día se plantea empezar un máster o un doctorado, empezar una carrera investigadora?
L: Le diría que «100% adelante» sólo si está también 100% seguro de que lo que quiere es dedicarse a la investigación. Creo que es una carrera vocacional que requiere algunos sacrificios, pero que, por otro lado, si te gusta creo que compensa, porque uno se puede dedicar a lo que le gusta al menos durante un porcentaje del tiempo.