Michele Emmer

Michele Emmer




Guillermo Muñoz: Enlazamos con la siguiente sección sobre el Espacio y la Cultura. Uno de los temas que me motivaron para conocerte fue precisamente los  relacionados con el espacio. Llevas mucho tiempo trabajando en la relación de estos dos aspectos. Por ejemplo, fuiste el organizador de la Biennale sobre Espacio en Venecia, ¿no?

Michele Emmer: Si, el tema principal de la Biennale de 1986 fue Arte y Ciencia. Dentro de este tema principal había una sección dedicada al Espacio, y dentro de esta sección, que era muy larga, había una sub-sección sobre, digamos, nuevos espacios. Yo estaba encargado de dos de los espacios de esta sub-sección.


G: Y, ¿Cuáles fueron los objetivos y las temáticas en esta sub-sección?

M: Bueno, no sé si me acordaré de todo. Había dos deconstrucciones de los objetos imposibles de Escher, muy grandes, de forma que la gente podía ver la perspectiva desde el punto adecuado, como las escaleras imposibles o los triángulos imposibles. También había dos esculturas de Max Bill sobre superficies topológicas. Fui muy feliz de que Max estuviese allí. Trabajamos juntos en el equipo de Leonardo bajo la temática de ciencia y tecnología, y luego también hicimos películas juntos. Por otra parte se presentó una reconstrucción de una cámara de detección de trazas de neutrinos y otras partículas, hecha por el físico italiano Carlo Rubbia, que recibió el premio Nobel. Se expuso una copia de la pintura de Dalí del hipercubo, y una película de Thomas Banchoff también sobre el hipercubo, hecha con animación por ordenador. Bueno, había muchas cosas.


Hay estudiantes de matemáticas puras, de matemáticas aplicadas que vienen al curso “Espacio y Forma” y me preguntan cómo pueden continuar esta formación en un grado. Es un nuevo mundo que se les abre, no tienen la menor idea de cualquier conexión entre matemáticas y las demás disciplinas



G: Me da la sensación que estudiando o pensando sobre las distintas expresiones del espacio podemos imaginar que existe una concepción física del espacio, pero también a la vez hay una concepción matemática. Por ejemplo, en matemáticas se habla de espacios n-dimensionales, pero también existe una concepción arquitectónica del espacio, o  una artística. Entonces, en este sentido, ¿cuántos tipos de concepciones espaciales podrían existir?

M: No solo es que existan multiples concepciones, es que además existe interacción entre ellas. Por ejemplo, he participado en un proyecto, incluso algo más que un proyecto, que se acompañaba por una exposición que debía haber sido inaugurada el noviembre pasado en Italia. He trabajado en este proyecto cuatro años, junto con Linda Henderson. Linda es una historiadora del arte muy famosa de la Universidad de Texas, en Austin, que escribió un libro muy famoso sobre la cuarta dimensión en Princeton University Press en 1983. Este febrero se ha publicado por MIT Press una edición revisada. El proyecto se titula “Armonía Visible: la idea del espacio en el arte contemporáneo y las matemáticas”. Se suponía que se añadiese al proyecto una exhibición muy grande, con más de 250 trabajos, objetos, libros y modelos de los cuales ya habíamos obtenido el permiso de los museos. La idea  era desarrollar en paralelo la idea del espacio en Arte y en Matemáticas. Pero no queríamos dar solo una visión histórica, sino que estábamos interesados en proporcionar una visión de cómo en distintos países y por diferentes artistas se ha usado la idea del espacio para producir arte, pero a la vez enseñando la evolución en matemáticas. Intentábamos mostrar cómo no existe un enlace absoluto, claro y directo entre estas concepciones espaciales desde las matemáticas, el arte o la arquitectura, pero si que existen elementos en común. Por ejemplo, existe una influencia de los modelos matemáticos de finales del siglo XIX sobre el arte moderno de principio del siglo XX. Uno de estos casos es el del artista Henry Moore, que en torno a 1930 desarrolló una serie de esculturas pequeñas, usando los modelos de superficies cordadas (stringed surfaces) que estudió en sus visitas al Museo de la Ciencia de Londres. Más tarde, Hiroshi Sugimoto un artista japonés, hizo pinturas de los modelos antiguos y produjo modelos de nuevas superficies, inventadas por él mismo. Desafortunadamente, se suponía que teníamos que inaugurar el 30 de noviembre en el museo MART en Rovereto, después de 4 años de trabajo. Pero, al cambiar el director del MART, la nueva dirección canceló todos los proyectos anteriores. Normalmente los directores que llegan a cualquiera de estas instituciones no producen nuevas exhibiciones en 6 meses, por lo que acaban los proyectos de los antiguos directores y después empiezan con nuevos. Quizá podamos adaptar el proyecto para exhibirlo en Venecia, pero, claro, para poder programar una exposición en un nuevo espacio hay que pensar en términos de 5 años. Para salvar el proyecto, el año que viene, en la conferencia que dirijo anualmente en Venecia, en la primera sección dedicada a las Matemáticas y el Arte, incluiré un texto con todas las contribuciones de esta exposición.


G: De acuerdo. Aunque podriamos ir un punto más allá. Desde la física ha existido una discusión histórica sobre la relación entre espacio y materia, pero, situándonos en ese marco interdisciplinar, sin materiales u objetos, como por ejemplo con música o con luz, ¿se pueden generar sensaciones espaciales?

M: Sí, claro. Tuvimos un proyecto para la Biennale en Venecia, en febrero pasado, dirigido a niños, desde 3 años hasta los 18 años. En el proyecto se expuso la relación entre matemáticas y música. No fui, por supuesto, la única persona involucrada en el proyecto. Hubieron conferencias, conciertos, experimentos con los estudiantes, para distintos niveles. Por ejemplo, hubo un proyecto de experimentos para hacer pompas de jabón y producir música con ellas. Una especie de concierto con estas pompas, dirigido por un artista italiano. Ya lo hicieron en el festival de música MiTo (Milan Torino). El concierto se llama concierto en Si-Be-Bolle, un concierto para burbujas y música. También hubo algunos experimentos del compositor italiano Claudio Ambrosini, que recibió el León de Oro en Venecia hace dos años. Tocó con una flauta que genera burbujas y música. Construimos todos estos objetos para la ocasión. También hay otro proyecto, por ejemplo, para hacer música relacionada con las esferas de Kepler, en colaboración con el conservatorio de Venecia. Pero, a la vez, también usar las imágenes de los solidos platónicos de Kepler para pedir a los estudiantes que reconstruyan el modelo del universo de Kepler. Desde luego, hay muchos ejemplos.


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